La Manada Flor Roja explora la Selva

La Manada Flor Roja comenzando la salida

Una bonita mañana de domingo, el sol brillaba iluminando toda la Selva del Seonee. Y como siempre, la Manada Flor Roja y todos sus lobatos y lobatas se preparan para vivir otra gran aventura. Todos nos atamos las botas, nos echamos la mochila al hombro y comenzamos a andar, esta vez acompañados por Amelia que quiso sumarse a la aventura. El camino parecía largo, pero cumpliendo con la Máximas de Baloo: el lobato siempre está alegre, todos caminamos cantando alegres hacia nuestro destino.

La Manada Flor Roja en busca de aventurasUn selfie con Akela

Por la cuesta de la Traición encontramos muchas cosas interesantes; como algunas variedades de árboles, los tipos de señalización de senderos que fuimos encontrando o los resto de lo que fue una antigua calzada romana que pasaba por allí. Cuando terminamos el sendero, paramos un momento para beber agua y conocer un poco más a los nuevos miembros de la Manada Flor Roja. Después, para darles la bienvenida como se merecen, hicimos unas danzas y cantamos para continuar con el mismo ánimo nuestro camino.

Luego, mientras caminábamos, hicimos unas actividad donde por parejas teníamos que conversar para conocer mejor al resto de los miembros de la Familia Feliz. Y sin darnos casi cuenta llegamos al lugar donde paramos para almorzar. Aunque no tardamos mucho porque en cuanto terminamos, ¡nos pusimos a jugar!.

Toca reponer fuerzas

Pero como suele pasar, todo lo bueno termina pronto, y la Manada Flor Roja empezó su camino de vuelta hasta el Cerrillo para encontrarnos con las mamás y los papas. Una vez allí, tuvimos una pequeña celebración por el cumpleaños de un hermano de la Manada en la que comimos un poco de tarta que estaba riquísima.

Y esta fue la gran aventura que vivió la Manada Flor Roja, pero… ¿Qué tal lo habéis pasado lobatos? Comentad vuestras opiniones.

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